viernes, 13 de mayo de 2016

SAN MATÍAS, apóstol, fiesta.

Queridos hermanos,

Celebramos la fiesta de san Matías, apóstol, que siguió al Señor Jesús desde el bautismo de Juan hasta el día en que Cristo subió a los cielos y, por esta razón, después de la Ascensión del Señor fue puesto por los apóstoles en el lugar que había ocupado Judas, el traidor, para que, formando parte del grupo de los Doce, fuese testigo de la Resurrección.  
Permaneced en mi amor”, Esta es la clave de nuestra vida, la pieza perfecta del puzzle de nuestro diario vivir. Permanecer en el amor de Dios es ser feliz. Permanecer en el amor de Dios es cumplir los mandamientos. Permanecer en el amor de Dios es dejarse guiar por el Evangelio, y quien se deja guiar por el Evangelio, vive en alegría.
Los cristianos estamos llamados a vivir en plenitud la felicidad, alegría que nace del Evangelio.
En el Evangelio que hoy escuchamos, Jesús nos pide que nos amemos unos a otros. Amar al hermano es amar a Dios. Pero, hemos de pasar por un proceso de purificación, para llegar a sentirnos amados y perdonados por Dios.
¿Cómo podemos amar de verdad? Todo ser humano tiene la capacidad de amar, porque su esencia es el amor, ingrediente fundamental con el que Dios nos creó. Pero lamentablemente, nuestra falta de libertad, producto del pecado, no nos deja amar de verdad. Este Dios que nos ama busca que le amemos. Por eso, la clave está en buscar su amor que es ilimitado, y no “otros amores”. Quien quiera amar de verdad deberá ser como Dios 
Dios ama desde la libertad, desde la verdad, en el silencio, con perseverancia. Dios ama haciendo “acto de presencia” cuando le necesitamos a nuestro lado. Dios ama “ausentándose” cuando creemos que “sobra”.
Llegar a amar como Dios amerita tiempo; tiempo y práctica para purificar hasta llegar a la plenitud. Se trata de un proceso de mucho dolor, sacrificio, meditación y oración. Se requiere humildad, paciencia y perseverancia. Llegar a amar como Dios exige aprender a escuchar, ser prudente al hablar, tener una actitud de compresión.
Amar al hermano es saber aceptarlo tal y como es. Es tener la valentía de pedir perdón y perdonarlo las veces que sean necesarias. Amar al hermano es escucharle sin reprocharle nada.

El camino del amor no es fácil cuando no somos libres. Pero cuando llegas a liberarte de todo descubres lo importante que eres para Dios y lo mucho que vales para tus hermanos. Amar sin esperar nada a cambio es ser feliz.

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