Queridos amigos,
Celebramos hoy la Fiesta de San
María, Madre de Dios. ¿Cómo puede ser que una mujer pueda ser la Madre de Dios?
ya este tema se debatía en el siglo II y III d.C., y fue en el Concilio de Éfeso
del año 431, cuando la Iglesia proclamó Solemnemente como Dogma, que María es
Madre de Dios.
El Evangelio del próximo domingo
nos hablará de Jesús como el Verbo echo carne. “En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el
Verbo era Dios”. Todas las cosas fueron hechas por Él y para Él. El hombre
ha sido creado a Imagen y Semejanza del Hijo, de modo que al ser el “molde” de
la humanidad es la Imagen perfecta; así, el Todopoderoso, puede entrar en el
seno de una mujer preparada para ser su madre.
Jesús, el Verbo que estaba
junto a Dios y es Dios, se hace uno como nosotros, Él es el Perfecto Hombre porque
es Dios. Su Humanidad regenera nuestra humanidad herida por el pecado, de forma
que nos justifica ante el Padre; gracias a su nacimiento la humanidad queda dividida
en un antes y un después y, gracias al Bautismo, volvemos a ser lo que antes
del pecado habíamos sido, pero ahora con un nuevo don, el ser hijos adoptivos de Dios, gracias al
sacrificio de Cristo en la Cruz.
Queridos amigos, celebramos
que María es Madre de Dios, pero también hemos de celebrar que es Madre
nuestra, una madre que se desvive por nosotros, y que busca siempre el bien
para la humanidad, porque su corazón no puede estar repleto más que de la
bondad divina, a Ella de damos las gracias por darnos el mayor regalo que la
humanidad pueda recibir, le decimos que estamos eternamente agradecidos y le
pedimos que nos ayude a perseverar hasta el final, María, Madre de Dios, ruega
por nosotros.
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