martes, 1 de diciembre de 2015

I MARTES DE ADVIENTO

Homilía

Queridos amigos,
¿Qué nos hace exclamar el Espíritu Santo? Para el evangelista, en Jesús una acción de gracias. Jesús, lleno del Espíritu Santo da gracias al Padre porque ha escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos y las ha revelado a la gente sencilla.
¿Qué cosas ha revelado Dios a la gente sencilla? Podríamos decir muchas cosas, pero lo que Dios ha revelado a los pobres y humildes de corazón es su reino. Un reino revelado en Jesucristo, un reino de amor, de ternura, de misericordia.
El corazón del arrogante es avaro, lleno de envidias, de egoísmos, de odios, de tacañerías, de ofensas. Un corazón marcado por la avaricia y el deseo de estar por encima de los demás, no puede descubrir el reino de Dios, a menos que se convierta de corazón. Sólo los corazones limpios verán la gloria del Padre.
El reino de Dios es el reino del Padre, y por tanto el reino del Hijo. Basta mirar al Hijo para comprender el significado del reino divino. Sus acciones revelan la fuerza indescriptible del amor, sus obras son para nosotros manifestación de que el reino de Dios ya está entre nosotros: los ciegos ven, los sordos escuchan, los mudos hablan, los paralíticos caminan, los pecadores son perdonados. Este es el Mesías, el esperado, este es el que ha de venir.
Cuantas gracias debemos dar a Dios porque podemos ver lo que muchos desearon y no pudieron. Cuantas alabazas debemos expresar a Dios por las maravillas de su amor, por manifestarnos a su Hijo, el Redentor de la humanidad.

Queridos amigos, que en este día manifestemos acciones de gracias a Dios por las maravillas de la creación, por habernos creado a imagen de su Hijo, por habernos rescatado de las tinieblas del pecado, que nos conducen a la muerte definitiva.
Is 11, 1-10. Sobre él se posará el espíritu del Señor.
Sal 71. R. Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.
Lc 10, 21-24. Jesús, lleno de la alegría del Espíritu Santo

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