jueves, 12 de noviembre de 2015

XXXII JUEVES DEL TIEMPO ORDINARIO (San Josafat, obispo y martir, m. obligatoria)


Homilía
Queridos amigos,
¿Dónde está el Reino de Dios? Queremos justicia y no la vemos, el hombre anhela la paz y no la encuentra, el mundo está dividido por el odio, la envidia… Señor ¿cuánto tiempo pasará hasta que instaures tu reino de paz entre nosotros?
El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el reino de Dios está dentro de vosotros.” Esta es las respuesta de Jesús a los fariseos ante la pregunta de la llegada del reino de Dios. Los reyes de la tierra gobiernan con dureza, buscan implantar a la fuerza sus ideales, amordazan a quienes piensan distinto, complacen a los que les apoyan, disfrutan de majares esquicitos… Los fariseos seguramente pensaban que así sería el Reino de Dios, un reino poderoso, capaz de destruir a su enemigo y salir vencedor en cualquier batalla.
El Reino de Dios está entre nosotros, nos dice Jesús. Ya ha llegado, es un reino distinto a los reinos de la tierra. No busca las grandezas de la tierra sino las grandezas del cielo. Un Reino de Sabiduría, esa sabiduría que sólo puede venir de lo alto. Un reino de espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, móvil, penetrante, inmaculado, lúcido, invulnerable, bondadoso, agudo, incoercible, benéfico, amigo del hombre, firme, seguro, sereno, todopoderoso, todo vigilante, que penetra todos los espíritus inteligentes, puros, sutilísimos.
Un reino de amor que va haciendo el bien por el mundo, que parte de lo pequeño y no pretende cambiar las estructuras desde lo grande. Sino que busca transformar los corazones. Este es el reino de Dios, no se jacta de la opulencia, sino que su objetivo es la transformación de la persona desde la libertad y el servicio.
El reino de Dios está entre nosotros. Lo vemos en la bondad de tantas personas que se esfuerzan por salir adelante, por criar de sus hijos, lo encontramos en aquellas que luchan por construir una sociedad más justa, por infundir unos valores humanos capaces de transformar el mundo. El Reino de Dios está en aquellos que se desgastan la vida como misioneros, llevando el evangelio con su vida, está en aquellas personas sencillas y humildes que no pretenden grandezas sino la felicidad autentica que viene de Dios.


Sab 7, 22-8, 1. La sabiduría es reflejo de la luz eterna, espejo nítido de la actividad de Dios.
Sal 118. R. Tu palabra, Señor, es eterna.
Lc 17, 20-25. El reino de Dios está dentro de vosotros.

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