viernes, 13 de noviembre de 2015

XXXII SÁBADO DEL TIEMPO ORDINARIO

Homilía

Queridos amigos,
Oración es hablar con Dios. Nos acercamos a Él, como cuando nos dirigimos a nuestro padre o nuestra madre para pedirle algo, para que no escuche o escucharles. Jesús en el monte de los olivos nos enseña una bella oración que conocemos como el Padrenuestro. Ya desde el principio se nos da a ese Dios como “Abba”, como Papá, como padre de todos los que le invocamos.
No llamamos padre a cualquier persona, llamamos padre a aquel ser que nos ha acompañado durante nuestra vida y nos ha enseñado a desenvolvernos en este mundo, llamamos padre a aquel ser querido que siempre ha estado presente ayudando a dar nuestros primeros pasos, queriéndonos y animándonos siempre. “Padre nuestro, expresar estas bellas palabras es dejar que Dios penetre todo nuestro interior y lo transforme. Es sentirme verdaderamente hijo, querido y amado por Dios.
Sentirse hijo es sentirse protegido, amado, cuidado, valorado, es estar seguro de que existe una persona que nunca me dejará sólo. Sentirnos hijos es saber que aquello que pedimos se nos dará porque realmente lo necesitamos.
Dios es un Padre bueno, rico en misericordia y justo con los que le invocan. Si aquél juez injusto que no temía a Dios ni le importaban los hombres, hizo justica a la viuda que le estaba fastidiando. Cuanto nuestro Padre celestial hará justicia por sus hijos.
Todo llega en su justo momento. Las cosas siempre se dan en el instante más oportuno. Nunca debemos precipitarnos ante el aparente silencio de Dios. Este Padre bueno y bondadoso siempre escucha las oraciones de sus hijos, sabe lo que es bueno para nosotros y nunca nos abandona.
Queridos amigos, que en este día demos gloria a Dios con nuestra vida, que cantemos al son de instrumentos, porque el Señor ha hecho maravillas, como canta el salmista. Que María santísima interceda por nosotros para que sepamos estar agradecidos y aceptar la voluntad de Dios en nuestras vidas. Que así sea.
Sab 18, 14-16;19, 6-9. Se vio el mar Rojo convertido en camino practicable, y triscaban como corderos.

Sal 104. R. Recordad las maravillas que hizo el Señor.

Lc 18, 1-8. Dios hará justicia a sus elegidos que le gritan.

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