miércoles, 25 de noviembre de 2015

XXXIV JUEVES DEL TIEMPO ORDINARIO

Homilía

Queridos amigos,
Las lecturas de estos días son escatológicas. Es decir, que nos hablan del fin de los tiempos. Al escuchar estos textos evangélicos, como es natural, surge en nosotros el miedo, el temor a lo que pueda ocurrir.
Las palabras de Jesús no dejan de ser duras, pero el final del Evangelio que hoy escuchamos nos da la clave para que estemos reconfortados: “Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.” Realmente este mundo en el que vivimos no es el nuestro, nuestra verdadera naturaleza humana pertenece a un mundo superior, donde no existe el odio, ni la violencia, donde no hay guerra ni división. Don reina el amor, la libertad, la alegría, la paz sin fin.
Vivimos en este mundo pero no somos de este mundo. Y mientras vivamos en él, podemos dejarnos seducir por los placeres que este mundo nos ofrece o caminar por el camino de la libertad, que sólo Jesús puede darnos.
“Se acerca vuestra liberación,” son las palabras de Jesús. Por tanto, no es algo a lo que debemos tener miedo. Se trata de un paso final que se debe dar para la gran transformación de la humanidad. El hombre resquebrajado por el pecado vuelve a la condición real en que había sido creado, y aún más, se convierte en autentico hijo de Dios, gracias al sacrificio de Cristo en la cruz.
Queridos amigos, que nada nos atormente, más que el deseo de no hacer el bien y de no amar. Nuestra esperanza nos ha de llevar a ejercitarnos en la caridad, de modo que todas las cosas que hagamos nos conduzcan a la plena liberación.
Dan 6, 12-28. Dios envió su ángel a cerrar las fauces de los leones.
Salmo: Dan 3, 68-74. R. Ensalzadlo con himnos por los siglos.
Lc 21, 20-28. Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora.

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